8M - DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

El CONICET presenta una sala virtual dedicada a las Mujeres en la Ciencia y la Tecnología

La científica María Victoria Cano Colazo cuenta los detalles de la iniciativa que surgió para visibilizar el trabajo de las mujeres en el ámbito científico.


¿Por qué, en el mundo, las mujeres solo representan el 30 por ciento del universo de la investigación científica? ¿Cuál es el trabajo de las mujeres científicas en Argentina? ¿Cuáles son los estereotipos de género históricos y las barreras con las que las mujeres que se dedican a la ciencia se enfrentaron a lo largo de la historia? ¿Por qué disciplinas como la matemática o la física aun son tildadas como carreras “para hombres”? Sobre esas y muchas otras cuestiones se pueden reflexionar a partir de hoy accediendo a la Sala “Mujeres en la Ciencia y la Tecnología”. Es un espacio virtual y educativo, creado por el CONICET, que busca, además, motivar a las nuevas generaciones a conocer de cerca y dedicarse, en un futuro, a la investigación científica.

“Una de las maneras más importantes para romper con los sesgos de género en la ciencia es que la gente conozca cuál es el trabajo de las científicas y su aporte a la construcción del conocimiento. La visibilización de lo que las mujeres están haciendo es fundamental, mostrar que nosotras hemos formado parte del conocimiento científico a lo largo de toda la historia, aunque no se nos haya dado un rol preponderante desde la literatura”, explica María Victoria Cano Colazo, becaria doctoral del Instituto de Investigaciones Filosóficas (SADAF/CONICET). Desde hace años, ella se dedica a escudriñar los retos en la conciliación entre la vida privada y profesional de las investigadoras del CONICET. Por eso fue convocada para participar del proceso del armado de esta Sala dedicada a las mujeres en la ciencia y la tecnología.

“Comenzamos a pensar esta Sala hace un año, cuando todavía no estábamos en aislamiento por el Coronavirus. La idea era hacerla presencial, pero con la pandemia los planes cambiaron y decidimos mudarla a la virtualidad”, cuenta la científica. La iniciativa, en la que convive el registro artístico con lo simbólico y lo educativo, cuenta con seis espacios con diferentes contenidos. En algunas salas se cuenta la historia de las mujeres pioneras conocidas y desconocidas de la ciencia, en otras se visibilizan los contenidos que realizan las mujeres científicas a lo largo y ancho del país, y también se muestra las motivaciones que las llevaron a dedicarse a carreras científicas, entre otras tantas cuestiones. “Hoy la estamos lanzando, pero la idea es enriquecerla y seguir agregando contenido a lo largo del año”, adelanta Cano Colazo.

“Quisimos mostrar la compatibilidad de la vida privada y la vida pública en las mujeres científicas, los estereotipos que existen, cómo las mujeres trabajan en equipo, en red, conectándose entre sí”, agrega la investigadora. Se refiere, en parte, a la gran cantidad de colectivos de mujeres científicas surgidos en los últimos años, que trabajan de manera palalela y mancomunada con acciones e iniciativas para terminar con la desigualdad de género en la ciencia. Algunos de esos colectivos son la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT) –fundada por Ana Franchi, Diana Maffía y Silvia Kochen, de la que Cano Colazo también forma parte-, Mujeres Matemáticas, Mujeres Ingenieras o Las Curie.

El espacio fue desarrollado por la productora del Consejo CONICET Documental, con colaboración de distintas áreas de la Dirección de Relaciones Institucionales y del Observatorio de Violencia Laboral y de Género, por CONICET, y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Espacio por espacio

El primer módulo de la Sala, llamado “A vuelo de pájaro”, consiste en un registro audiovisual de cuatro minutos de duración, de muchas mujeres científicas en sus lugares de trabajo en donde se desempeñan día a día. Hay mujeres de diferentes latitudes del país, que trabajan en lugares como la selva en el Litoral, las montañas, la Antártida, el océano. Hay mujeres en laboratorios, en charlas y conferencias. “Es un pantallazo en general para mostrar un poco esto de todos los espacios en donde las mujeres científicas trabajamos, cómo lo desarrollamos y las circunstancias en las que no está tan asociado que una mujer esté ahí: en un buque recogiendo mestras, por ejemplo”, explica Cano Colazo.

El segundo módulo estpa dedicado a una animación que se llama “Amanda”. “Acá tratamos de contar una breve historia en cuanto a las desigualdades o barreras, obstáculos que se pueden presentar a una niña que quiere seguir una carrera asociada a la matemática o la ingeniería, que son carreras con estereotipo masculino”, señala Cano Colazo. En “Amanda” se muestra cómo padres, madres, maestros, maestras en ciertos casos no fomentan estas disciplinas, y eso condiciona las decisiones de niños y niñas, lo que genera sesgos que luego se cristalizan en desigualdad de género. “A través de un trabajo de animación para público de niños, niñas, adolescentes o jóvenes, buscamos que pueda haber una identificación con este personaje y cómo pasa por diferentes situaciones en su vida en relación a la vocación. El entorno familiar, las barreras que pueden aparecer en la facultad o en su primer trabajo”.

El tercer módulo es de “Historia” y busca reconstruir la historia de las primeras científicas, divulgadoras, tecnólogas, inventoras, pioneras del ámbito de las mujeres en la ciencia y la tecnología y del conocimiento en general. Incluye 46 perfiles en total: biografías internacionales y nacionales de diferentes países y disciplinas, para “recodar y reconocer a todas las que estuvieron antes para dar cuenta del camino recorrido hasta ahora”, dice la investigadora.

En el módulo cuatro, llamado “Cartografía”, diferentes científicas representativas de todas las disciplinas, en cada provincia del país, muestran que la ciencia es federal. Aquí las mujeres cuentan, en primera persona, cómo es su trabajo, sus motivaciones, qué las inspiró para desarrollarse en su carrera. “Las científicas se grabaron a ellas mismas y enviaron material de archivo”, indica Cano Colazo. “La idea fue que cuenten su día a día, su vida profesional, cómo las afectó la pandemia, cómo reestructuraron su día a día. Ellas contaron lo que les nació”.

Otro módulo se titula “Trascendencia”, y está dedicado íntegramente a mujeres pioneras en sus disciplinas: mujeres que trascendieron en sus campos y “abrieron discusiones sobre la temática de género, habitaron nuevas reflexiones, nuevas puertas para las mujeres, han sido mentoras y referentes, mostrando la desigualdad que existía y denunciándola, pero a veces en sus propias trayectorias visibilizando qué acciones han hecho para revertir la desigualdad y lo siguen haciendo. Ellas cuentan cómo se mejoran las condiciones para las mujeres que hacen ciencia, para que su desarrollo sea más equitativo e igual”, comenta la investigadora. Algunas de las pioneras que aquí hablan son Dora Barrancos, Gloria Dubner, Silvia Kochen, Alicia Dickenstein, entre otras.

Además de todas estas salas, a lo largo de este año la propuesta se enriquecerá con un módulo llamado “Deconstrucción”. “En esa sala se hablará de temas como el binarismo de género, por ejemplo. Será un espacio más reflexivo, de diálogo, con la idea de habilitar la diversidad más allá de las trayectorias de mujeres cis. Poder hablar de lenguaje inclusivo, conversar, poner en tensión y seguir reflexionando estas cuestiones, que no son temáticas acabadas”, entiende Cano Colazo.

Para ingresar al espacio hace click AQUI.

Estereotipos en la ciencia

Según un informe diagnóstico presentado en febrero de 2021 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCYT), en el país, el 59,5% de las personas que hacen ciencia son mujeres. A su vez, de acuerdo a la información estadística relevada por la institución las investigadoras superan numéricamente a los varones dentro de la Carrera del/de la Investigador/a Científico/a y Tecnológico/a del CONICET (CIC), con un 53,81% y 46,19% respectivamente.

Sin embargo, los estereotipos de género siguen vigentes. ¿Cuáles son los estereotipos más habituales, que obstaculizan el trabajo de las mujeres y el acceso de las mujeres al campo científico? Por un lado, tienen que ver con el pensamiento de que los científicos son solo varones, blancos, mayores, y se sitúan, la mayoría de las veces, en el entorno de un laboratorio. “Por eso en una de las Salas se muestra el día a día de las mujeres en la ciencia, en diferentes ámbitos en todo el país, para visibilizar esto: que nosotras también estamos formando parte en todos los niveles”, explica Cano Colazo.

Otros estereotipos que continúan vigentes en torno a la ciencia tienen que ver con el supuesto de que las mujeres científicas, para destacarse, deben ser extraordinarias, fuera de serie. “Existe un genio o genia como estereotipo del científico o científica, con momentos eurekas e inspiración, cuando también detrás hay muchos años de trabajo sistemático y constante”, señala Cano Colazo. “También es un supuesto ese que dice que las mujeres, para ocupar ciertos roles, debemos adaptarnos al lugar patriarcal y seguir con ciertos parámetros. Eso también se ve en la política. Pensar que las mujeres con lugares de decisión tenemos que tener ciertas características ligadas a liderazgos masculinos”. De la misma forma, advierte Cano Colazo, “se sigue esperando que las mujeres tenemos que ser superfemeninas, simpáticas, no tan firmes y con menos autoridad. Esos son los roles generalmente esperados para las mujeres. Por suerte están cambiando, no solo en la ciencia sino en general”.