Premios "For Women in Science"

Reconocen a una investigadora del CONICET por estudiar cómo el clima moldeó la evolución de los roedores sudamericanos

Myriam Boivin es Investigadora Asistente del CONICET, pertenece al INECOA (CCT Salta Jujuy) y fue galardonada en la Categoría Beca del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las mujeres en Ciencia”, en colaboración con el CONICET, Edición 2025, por su labor en "Influencia de los cambios climáticos en la evolución de los roedores caviomorfos durante el Cenozoico".


Dra. Myriam Boivin
Boivin junto a Alberto Baruj, miembro del directorio del CONICET e integrantes de Fundación L´ORÉAL y UNESCO.
Dra. Myriam Boivin

La paleobióloga Dra. Myriam Boivin, investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Ecorregiones Andinas (INECOA, CONICET–UNJu) y el Instituto de Geología y Minería (IdGyM, UNJu), obtuvo una Mención en la Categoría Beca del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las mujeres en Ciencia”, en colaboración con el CONICET - Edición 2025, del programa internacional "For Women in Science", de la Fundación L’Oréal, UNESCO y el CONICET. El premio distingue su aporte al estudio del vínculo entre los cambios climáticos del pasado y la evolución de los roedores autóctonos de Sudamérica, un campo fundamental para comprender procesos actuales de biodiversidad. Boivin señaló que la distinción representa un reconocimiento al trabajo de su grupo y un apoyo crucial en el contexto de desfinanciamiento de la ciencia argentina. Destacó, además, el valor que adquiere para áreas como la biología, la paleontología y las ciencias evolutivas, consideradas tradicionalmente ciencias básicas, y el rol específico que el premio destina a y fortalecer la labor de las mujeres científicas, que aún enfrentan desigualdades en ciertos campos y en los niveles jerárquicos superiores.

En relación a como comprender el clima para entender la evolución, el trabajo de Boivin busca evaluar cómo las fluctuaciones climáticas en los últimos 45 millones de años influyeron en la diversificación de los roedores caviomorfos, un grupo característico de América del Sur que incluye a los carpinchos, vizcachas, liebre patagónica y numerosos linajes extinguidos.

Su investigación analiza el modo en que el clima pudo haber modelado rasgos morfológicos clave del grupo, como la altura de la corona dentaria y el tamaño corporal. Este último resulta de particular relevancia, ya que los caviomorfos actuales muestran una amplitud extraordinaria: desde especies de alrededor de 50 gramos hasta el carpincho, que alcanza cerca de 65 kilogramos. Incluso existieron especies fósiles comparables en tamaño a una vaca, lo que convierte a estos roedores en los más grandes registrados en la historia de la Tierra. Los primeros resultados del equipo sugieren que la adquisición de gran tamaño corporal pudo haber facilitado la diversificación evolutiva de ciertos linajes.

Sobre los métodos y evidencias, la investigadora menciona que el proyecto combina hipótesis filogenéticas, ocurrencias temporales de las especies y análisis de caracteres morfológicos discretos y continuos, con la incorporación prevista de datos morfogeométricos bidimensionales. Para evaluar el efecto del clima, se aplicarán modelos dependientes de paleoambientes, integrando información sobre paleotemperaturas a escala global.

Esta investigación se sustenta, además, en trabajos previos que resolvieron relaciones filogenéticas (Boivin et al., 2019) y estimaron tasas de diversificación molecular (Álvarez et al., 2017), los cuales ya habían revelado eventos claves de diversificación coincidentes con cambios climáticos marcados, como el enfriamiento ocurrido en la transición Eoceno–Oligoceno. El nuevo proyecto busca determinar si esas coincidencias revelan realmente una influencia climática cuantificable.

¿Qué nos enseña el pasado sobre el futuro?

Para Boivin, estudiar el clima del pasado resulta esencial para anticipar desafíos actuales en relación con el calentamiento global: “Nos permite comprender las consecuencias de los desequilibrios en el sistema Tierra y prever con mayor precisión escenarios futuros, diseñando soluciones más adecuadas”, explicó.

La paleobiología, afirma, brinda herramientas clave para identificar familias que muestran baja diversificación recientemente o mayor sensibilidad a los cambios, información que puede complementar estudios actuales y contribuir a políticas de conservación de especies.

Una trayectoria internacional al servicio de la ciencia en el Norte argentino

Nacida en Clermont-Ferrand (Francia), la investigadora se formó en biología, paleontología y evolución en las universidades de Clermont-Ferrand, Poitiers y Montpellier. En el "Institut des Sciences de l’Évolution de Montpellier" inició su trabajo en los caviomorfos, que luego se convirtió en el eje de su posdoctorado y su carrera científica.

Hoy desarrolla su investigación en Jujuy junto a la Dra. Alicia Álvarez y el Dr. Marcos Ercoli. Señala que trabajar desde el Norte argentino implica desafíos logísticos —distancia con especialistas, acceso a colecciones y equipamiento— pero también oportunidades que fortalecen la construcción de un grupo en crecimiento.

Inspirar vocaciones científicas desde la Paleontología

Además de su investigación, Boivin proyecta actividades de divulgación en escuelas primarias, con el objetivo de promover conciencia sobre el cambio climático y estimular vocaciones científicas. Boivin, confiesó que su interés por la paleontología comenzó en la infancia, aunque recibió advertencias sobre lo difícil que sería dedicarse a esta disciplina. Sin embargo, su entusiasmo por la biología y las excavaciones paleontológicas la convencieron de seguir adelante:“Aunque existan muchas dificultades, es posible ser científica y paleontóloga si se trabaja con esfuerzo, tenacidad y amor por lo que uno hace”, declaró.