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BIOLOGÍA
Investigador del CONICET participa en un hallazgo clave sobre estrategias evolutivas en peces anuales
El estudio recientemente publicado en Hydrobiologia, demuestra que estos mecanismos epigenéticos heredables actúan como una sofisticada estrategia evolutiva para enfrentar ambientes impredecibles.
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Felipe Alonso es investigador del Instituto de Bio y Geociencias del NOA (IBIGEO), (CONICET) y de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), formó parte de un equipo internacional que descubrió cómo ciertas señales maternas no genéticas, regulan las trayectorias de desarrollo de los embriones en un pez anual sudamericano en peligro de extinción. Este hallazgo aporta evidencia de cómo los efectos maternos pueden evolucionar para modular la variabilidad fenotípica de la descendencia, ampliando la comprensión sobre los procesos adaptativos en sistemas ecológicos extremos y contribuyendo al campo emergente de la biología evolutiva del desarrollo.
Huevos con memoria: el pez que reparte sus apuestas según el calendario
Un estudio reciente en el sur de Brasil revela cómo un pequeño pez en peligro de extinción ajusta el desarrollo de sus embriones según la época del año. El hallazgo demuestra que, además de los genes, existen señales epigenéticas heredadas que ayudan a las especies a sobrevivir en ambientes impredecibles.
Más allá de los genes: la epigenética en acción
Durante mucho tiempo, la biología explicó la adaptación de los seres vivos poniendo el foco casi exclusivamente en los genes. En las últimas décadas, sin embargo, cobró protagonismo otro nivel de regulación: la epigenética, un conjunto de mecanismos que no cambia la secuencia del ADN pero sí influye en qué genes se activan o se silencian.
“Los embriones no solo heredan la información genética, también reciben señales químicas de la madre que reflejan el ambiente que ella atravesó”, explica el equipo de investigación.
Estas marcas epigenéticas pueden transmitirse a la descendencia y modificar, por ejemplo, el ritmo de desarrollo embrionario, aumentando las chances de supervivencia en contextos cambiantes.
Apostar a la diversidad
Los peces anuales que habitan charcas temporarias en América y África enfrentan ambientes que alternan entre inundaciones y sequías. Para sobrevivir, no ponen “todas las fichas en la misma jugada”: sus embriones siguen diferentes trayectorias de desarrollo. Estas pausas en el desarrollo —llamadas diapausas— permiten que los huevos resistan enterrados durante meses hasta que vuelven las lluvias.
“Algunos embriones se desarrollan rápido, otros entran en pausa y esperan. Así, siempre hay un grupo que logra sobrevivir, aunque el ambiente cambie de manera inesperada”, detalla Alonso, en relación al desarrollo de los peces.
El caso del Matilebias cyaneus
El estudio se enfocó en Matilebias cyaneus, un pez amenazado que habita en humedales del sur de Brasil. Allí, las estaciones marcan condiciones muy distintas: otoños y primaveras lluviosas, veranos secos y un invierno variable.
Se recolectaron huevos en tres momentos del año y luego se incubaron en idénticas condiciones de laboratorio. El resultado fue revelador:
- Los embriones del inicio de la temporada de lluvias tendieron a desarrollarse de manera continua.
- Los recolectados en invierno o primavera interrumpieron más veces su desarrollo, entrando en diapausa.
“Lo interesante es que la diferencia se mantuvo incluso cuando todos los huevos crecieron bajo el mismo ambiente experimental. Eso significa que las madres transmiten señales que ‘programan’ la proporción de embriones en cada estrategia”, destaca el Dr. Alonso.
Además, la edad de la madre también juega un rol: las hembras jóvenes producen más embriones de desarrollo directo, mientras que las adultas tienden a generar más huevos que interrumpen su desarrollo.
Adaptarse a lo impredecible
Este hallazgo muestra que la información heredada no se limita a los genes, sino que incluye marcas epigenéticas que reflejan el ambiente materno. Así, la apuesta diversificada no es fija: varía según el calendario ambiental que atravesó la madre.
Por su parte, el investigador del IBIGEO, explica: “Comprender que existen señales heredables no genéticas que ajustan la variabilidad de la descendencia nos da una visión más amplia de la adaptación”, explican los investigadores. “En un contexto de cambio climático acelerado, entender estos procesos puede ser clave para anticipar cómo responderán organismos altamente especializados a nuevas condiciones”.
Un aporte clave a la ciencia
El trabajo con M. cyaneus es uno de los primeros en demostrar que la proporción de estrategias de desarrollo embrionario puede estar modulada por señales epigenéticas maternas. Este avance amplía la comprensión de los mecanismos adaptativos en vertebrados y refuerza la importancia de la plasticidad heredada para la supervivencia en ambientes extremos.
Paper publicado:
Weber, V., Alonso, F., Godoy, R.S. et al. Evolved bet-hedging through maternal effects: developmental trajectory variation in annual killifish across a wet–dry cycle. Hydrobiologia (2025).